carpeta para ofrecimiento general A Ma Elena la juglaresa
¿Qué es? “A María Elena, la Juglaresa”
Una invitación para que niñas y niños de 0 a 99 años
VIVAN una aventura artístico cultural única
en homenaje a la figura y obra de María Elena Walsh
Un espectáculo con canciones, historias, títeres, y muchos personajes divertidos que invitan al público a realizar un viaje fabuloso para recuperar los Cuentos, Cantos y Bailes que ha perdido la Juglaresa Teresa (porque sin ellos ¡dejará de ser juglar!). Algo más de una hora de viaje en el transporte más veloz y maravilloso que existe: el Juego. Ese transporte sólo precisa del combustible que ponen los que comparten esta aventura: memoria, entusiasmo y puro amor, llevando por equipaje el más liviano y poderoso: la IMAGINACIÓN.
Así que… ¡Anímense! que el viaje pronto va a comenzar…
Fundamentación:
María Elena Walsh, la autora, cantante, traductora y ensayista, narradora, compositora, dramaturga, recopiladora y guionista, fue, es y seguirá siendo -ante todo- una poeta, permanente viajera de la alfombra mágica del juego que, a varias generaciones, nos preparó los ojos y los oídos para mirar el mundo y sentirlo, del derecho y del revés.
Cuando el día 10 de enero de 2011, desaparecía físicamente, muchas personas en el mundo, nos dimos cuenta de que se nos había marchado la mujer con quien dormimos, comimos, jugamos, soñamos y hasta nos ¡vacunamos! por varias generaciones.
Por ese motivo, Marcela Sabio (actriz, compositora, regista, escritora y narradora oral de Santa Fe. Argentina), escribe esta obra que se estrenó en 2011, para homenajear a la más grande juglaresa argentina del siglo XX: María Elena Walsh. A esta mujer, ejemplo de trabajo y lucha por los derechos humanos y por conseguir -para las futuras generaciones- UN MUNDO MEJOR.
Se hicieron en ese año muchas representaciones en diferentes escenarios y con diversos elencos (en su mayoría, conformados por coros de docentes de música en escuelas primarias) a lo largo y ancho de nuestra provincia, con gran éxito, participación y entusiasmo del público de todas las edades.
Por eso, en 2015 al conmemorarse 5 años del fallecimiento de su inspiradora, es que integrantes de dos grupos reconocidos en el arte musical y escénico de Santa Fe, especializados en infancias como son : Paquito y Puro Cuento, se unen en un colectivo artístico denominado LA JUGLARESCA, para hacer esta obra con ocho artistas de renombre nacional e internacional que ejecutan instrumentos de todos los tiempos, que cantan, bailan y actúan, adquiriendo así un sello distintivo, lúdico artístico, poblado de personajes que -como salidos de libros disparatados, poéticos, contantes y sonantes-, invitan a viajar en busca del TIEMPO NO APURADO que nos dejó María Elena Walsh para jugar.
Este espectáculo músico- escénico, ha sido concebido a la manera del primero de los dos que Ma. Elena Walsh realizó e interpretó: “CANCIONES PARA MIRAR”. En esa polisemia que encierra la imagen de canciones que además de oírse tienen algo que mostrarnos, el coro y los instrumentistas son también un personaje colectivo: los CANTANTES Y SONANTES, que actúan y forman parte de dramatúrgico, al estilo o concepto del coro griego (que comenta, ayuda, propone, juega, se enoja, todo además de cantar).
Las y los componentes de este colectivo – como artistas y educadores- consideramos importantísimo el que desde la ESCUELA que concurre al ámbito que a las artes escénicas le es como su hogar, su terreno idóneo: EL TEATRO –en donde se crean otras realidades, las de la ficción y la poesía, que permiten procesar, comprender e interactuar con la realidad cotidiana-, no sólo se coadyuve a que las infancias aprehendan la codificación y decodificación de otras lecturas (como las del arte en general; del teatro, la narración oral escénica y la música en particular); si no que, en esa experiencia compartida con sus pares, con sus educadores/as, con otras y otros adultos de su contexto, se pueda ahondar en la educación para la igualdad y contra la violencia de género, desde el arte y la figura de una representante titánica, descomunal y de avanzada en este terreno de la lucha por los derechos y empoderamiento de las mujeres, como es la figura de María Elena Walsh, no sólo para les argentines, sino para todas las infancias del mundo. María Elena Walsh luchó desde su rol creativo artístico, como desde su compromiso y su voz como mujer, como intelectual, como ciudadana, por la igualdad de género, por una sociedad más justa que no sometiera servilmente a la mujer.
Nos falta mucho por andar en ese y otros terrenos, pero estamos convencidos, junto a María Elena, que el promover los muchos valores y construcciones que propicia el arte, no es poco, empezando por leer-nos y regresar a la antigua y necesaria costumbre de escuchar-nos, de “regalar y regalarnos” la atención.
[En el prólogo de “Chaucha y Palito”, dice de ellos “Digamos que habitaban una casita diminuta de
una ciudad descomunal, como quien dice en una risueña caja de zapatos en medio de ciegas murallas grises.
Como todo el mundo iba y venía corriendo, consultando relojes y papeles y números y armas y máquinas y horarios, nadie les prestaba atención.
¡Y eso que la atención es algo que se presta solamente, cuando en realidad habría que regalarla a quien le hiciera falta! ¿No? No. En esa ciudad la atención ni siquiera se prestaba, sólo se vendía.”[1]
Y sí, en nuestras sociedades, es muy común tener que comprar la atención, y a costos muy elevados.
Pero a vos no, María Elena, a vos -estoy segura- todos te la seguiremos regalando, brindando a manos llenas, a imaginación despierta, a sentidos alertas, a ramos, a ríos, a risas y a mares… Es lo menos que podemos hacer por quien –con arte y vida (que en vos son la misma cosa)- devolvió el respeto por la infancia, quien nos diera tanto para abrigarnos en los fríos páramos de la amnesia, por quien compartiera la “vacuna luna luna lu” para -aún en este “reino del revés”, y como la cigarra- seguir cantando.] [2]
El rol de guía en este espectáculo/aventura ó aventura “espectacular”, lo tiene “Teresa Juglaresa Derramalunas en Mesa haciendo Cielo en Mantel y sirviendo la Sopa Espesa siempre con Nuevas Sorpresas” (como se ve, una juglaresa con todos los títulos “nobiliarios” al estilo del Medioevo, pero que le ha dado el juego), una vez que se presenta, expone su gran conflicto: ha perdido su gorro de cascabeles, su pandereta, su títere, y con ellos sus cuentos, danzas y cantar “todo lo que se precisa para ser un buen juglar”.
De allí en más comienza un camino hacia el País del Cuento, Canto y Baile que nos legó María Elena Walsh, la juglaresa sin par, para poder jugar. En ese camino, tanto Teresa Juglaresa, Cantantes y Sonantes, en interacción con el público y Tutú Marambá (el títere que toma el nombre del primer libro que Ma. Elena Walsh escribe para niños a su regreso de Francia, nombre que la propia Ma. Elena declara que saca de un duende brasilero, bastante diablillo y gruñón), que impone pruebas, “requisíticos” (porque utiliza muchas esdrújulas); van recuperando juegos, cantos y bailes que en definitiva están entre todos, pero sólo hay que “encontrar ese tiempo no apurado, que nos dejó Ma. Elena, para poderlos jugar”.
“A MARÍA ELENA, LA JUGLARESA” es un gran juego sonoro escénico, en donde ni niñas, niños, ni jóvenes, ni adultos pueden permanecer ajenos; muy por el contrario, se involucran espontáneamente en un fin común, donde todos son interlocutores activos, en uno de los más grandes objetivos de estas sociedades de medios audiovisuales y masivos de “información” (y no de comunicación): recuperar el tiempo de calidad compartido con otros, el tiempo de la imaginación que crea, el tiempo del pensamiento crítico, el tiempo de aventurarse a lo desconocido y a la fantasía con el goce que ello implica, el tiempo de libertad.
[1] Walsh, María Elena- Chaucha y Palito. Op. Cit. 2008:7-8
[2] Sabio, Marcela Elena- Homenaje a María Elena Walsh, publicado por el Gobierno de la Prov. de Santa Fe- Inst. Coral Prov. 2011